Hay momentos en los que parece que llevar a cabo un medio de información es imposible. Se generan peleas y discrepancias normales de una convivencia, pero al no poder vivir de un medio digital, los problemas personales se suman a esas complicaciones.
En ese momento, en el que hay que tomarse un instante para pensar en frío sobre que hacer o que dejar de realizar, se piensa en los logros obtenidos y el esfuerzo puesto en sostener las publicaciones que mes a mes se llevan a cabo. Todo se convierte en una “nebulosa”, pero hay momentos en que actuar es mejor que pensar. Epilogo continúa…
Sigue con notas y literatura, está al alcance de un clic para abrir sus textos y que nos muestren su contenido. El proceso es muy simple, pero generar una coordinación para que todas las secciones estén cargadas al mismo tiempo, generar una coherencia y una cohesión en la Revista. Poder contarle a la gente nuestra verdad, sin engaños; es muy difícil.
Este número se hizo desear, se hizo esperar, pero llegó. La variedad se logró, desde los goles de un club de barrio con problemas como los que tiene la Revista, El Cañón; pasando por la elección de los discos que marcaron un antes y un después en el rock nacional; rememorando a un Atahualpa olvidado en los cerros; recordando la Masacre de Avellaneda y conociendo la verdadera cara de los mozos.
En ese momento, en el que hay que tomarse un instante para pensar en frío sobre que hacer o que dejar de realizar, se piensa en los logros obtenidos y el esfuerzo puesto en sostener las publicaciones que mes a mes se llevan a cabo. Todo se convierte en una “nebulosa”, pero hay momentos en que actuar es mejor que pensar. Epilogo continúa…
Sigue con notas y literatura, está al alcance de un clic para abrir sus textos y que nos muestren su contenido. El proceso es muy simple, pero generar una coordinación para que todas las secciones estén cargadas al mismo tiempo, generar una coherencia y una cohesión en la Revista. Poder contarle a la gente nuestra verdad, sin engaños; es muy difícil.
Este número se hizo desear, se hizo esperar, pero llegó. La variedad se logró, desde los goles de un club de barrio con problemas como los que tiene la Revista, El Cañón; pasando por la elección de los discos que marcaron un antes y un después en el rock nacional; rememorando a un Atahualpa olvidado en los cerros; recordando la Masacre de Avellaneda y conociendo la verdadera cara de los mozos.
A pesar de todo, EPILOGO sigue incansablemente, apostando cada vez más y tratando de cumplir con sus lectores. Hay muchas cosas por hacer, muchas por corregir y un largo camino por recorrer. Tal vez haya llegado el momento de actuar y no de pensar.
La Dirección.
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